Decimos que no tenemos tiempo….y, en verdad, el tiempo se nos escapa de las manos. Tenemos múltiples obligaciones profesionales y personales y el estrés hace mella en nuestras vidas de manera cada vez más fuerte.
Necesitamos un mínimo de paz y tranquilidad para hacer nuestras tareas profesionales con calidad, para atender a nuestras familias y para buscar espacios donde tener un cierto equilibrio psíquico…..pero la realidad parece ser otra.
Con bastante frecuencia, sólo caemos en la cuenta de esta verdad en situaciones límite de enfermedad, muertes o desgracias de todo tipo y solemos relativizar la importancia que tiene la calma y la organización, aunque son tan importantes. Preparar un trabajo supone recorrer bastante parte del camino.
En este sentido, es famosa la frase del genial Abraham Lincoln: “Si dispusiera de ocho horas para cortar un árbol, emplearía seis en afilar el hacha”. No lo decía por decir: sabía perfectamente que preparar el trabajo, los próximos pasos, supone un adelanto enorme para lograr nuestras metas.
Y nosotros… ¿Cómo podríamos afilar nuestro hacha?:
- Parándote a reflexionar sobre los “qués”, los “porqués” y los “para qués” de una tarea, buscando su sentido más profundo. Debemos tratar de entender (y compartir, por supuesto) la finalidad de los objetivos que pretendemos.
- Analizando los diferentes “cómos” para conseguir esos objetivos y saber ejecutarlos. A veces tan importante es lo que hacemos, como la actitud que ponemos en cómo lo hacemos.
- Dedicando parte de tu tiempo a una afición personal que te llene de verdad y saque lo mejor de ti. Posiblemente no le puedas dedicar demasiado tiempo al principio, pero empieza poco a poco. Todos las necesitamos.
Respira hondo, verás que no sólo haces las cosas con mayor calidad, también las disfrutarás más….
Ahora toca preguntarse, preguntarte: ¿Estás dispuesto a dedicar tiempo a afilar el hacha?
En el trabajo, ¿qué se puede mejorar?:
Si crees que puedo ayudar a tu entorno profesional a mejorar sus dinámicas, ponte en contacto conmigo.
