Como un motor o una chispa, la motivación es la fuerza que nos empuja a realizar una acción determinada.
Esa fuerza puede proceder de un agente externo o puede originarse dentro de nosotros mismos.
Dado que depender de un agente externo no depende de nosotros totalmente, lo más eficaz, inteligente y rentable es fomentar la que tú mismo puedes provocar: es decir, la automotivación. Esta motivación tendrá las ventajas de estar adaptada a tus necesidades (variables), será casi inagotable y, además, en cierto sentido la podrás regular.
¿Cómo aumentar y fortalecer la automotivación para que nunca nos falte?:
- Trabaja tu autoestima, es decir apréciate a ti mismo en su justa medida, sin que te influyan en exceso las valoraciones (en cualquier sentido) de los demás. Sé humilde, pero no dejes que otros te sitúen por debajo de lo que eres.
- Desempeña tu trabajo en algo que te llene y te apasione, pues encontrarás esa energía cuando el desánimo o los inevitables fracasos llamen a tu puerta.
- Plantéate objetivos realistas y retadores en tus diferentes roles vitales (personal, profesional, familiar y social) y pon en marcha planes de acción para conseguirlos: sé constante y aprende de tus aciertos y de tus errores.
- Apóyate en los demás: supera la tentación de pensar que puedes hacer las cosas por ti mismo. Afortunadamente, nos necesitamos unos a otros.
¿Crees que tu entorno profesional necesita mejorar?
Si es así, que no cunda el pánico: es algo bastante habitual en los ambientes laborales. Puedes ponerte en contacto conmigo para solicitar un programa a medida de vuestras necesidades y reforzaremos tanto este aspecto tan esencial como otras habilidades.
